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sábado, 14 de julio de 2018

Una triste historia de amor

El poder corrompe, y el poder absoluto
corrompe absolutamente.
Lord Acton, o Maquiavelo, a ambos se le atribuyen.
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Año 1978, 5 de mayo. Después de haberse fugado con Ciro, Blanca y él se casan en otro municipio cercano al suyo, ante su reciente divorcio.
Ella dejó a su novio, él ya se había separado de su esposa pues ya traían problemas.
Ambos trabajaban en la misma dependencia de Gobierno, ahí se conocieron meses antes. Era un inicio difícil puesto que no era un matrimonio convencional, planificado, sino producto de un apresuramiento hasta cierto punto comprensible.
5 días después de su apresurada boda, la abuela de Ciro fallece y se dan cita en el velorio todos los familiares.
Al día siguiente se lleva a cabo el sepelio, muy concurrido, y los más íntimos de la familia van al novenario a la comunidad donde la abuela había vivido, en la región donde nace la Sierra Madre de Chiapas, casi colindando con el vecino estado de Oaxaca.
En Ciro hay una dualidad de sentimientos: por una parte el dolor de haber perdido a un ser a quien tanto quiso, y quien tanto lo quiso a  él; por otra parte la alegría de encontrarse con su padre, a quien en escasas dos ocasiones había visto en su vida.
Pero hubo otro evento a raíz de ese suceso: el reencuentro con María, su ahora ex esposa y a la que creía ya olvidada.
Pudo ser el momento psicológico que atravesaba, pudo ser cualquier otra cosa, la cuestión es que la chispa de amor volvió a avivarse entre ambos.
Después de haber acompañado unas noches al abuelo ahora viudo, todos regresaron a su habitual rutina. Todos menos Ciro y María, que tratando de recomponer las cosas decidieron aceptar el trabajo que el papá de Ciro le había ofrecido a su hijo.
Camino a la ciudad de México él le prometió a María que dejaría de tomar pues ella estaría sola con el niño de ambos, mientras él allá tendría a sus padres.
Al poco tiempo el papá de Ciro renuncia, lo cual ya tenía planeado, dejando en su lugar a su hijo.
La felicidad en esa relación duró lo que un suspiro, pues un día le dice María que su mamá se había enfermado y necesitaba ir a verla, tomó a su niño, un poco de ropa, y viajó a su ciudad.
Al día siguiente Ciro recibe una carta, precisamente de su ciudad, dirigida a María.
La carta y la prisa con la que María salió lo hicieron temer lo peor, así que decidió romper el sobre y ver si algo irreparable había pasado.
Menuda sorpresa se llevó cuando empezó a leer en estos términos: "Mi amor, te he extrañado tanto que ya no soporto más estar sin ti..."
Sintió que la sangre nublaba su vista, no esperaba un golpe de esa bajeza, por lo que se fajó la pistola, un revólver calibre 45 especial y tomó el primer transporte que encontró.
Desafortunadamente para él sus sospechas y múltiples evidencias se hicieron realidad, por lo que le dijo a María que le mandaría sus cosas pero ya no la quería de vuelta con él.
Así siguió su rutina y una tarde oyó por la radio el siguiente anuncio: Juan Sabines es nombrado gobernador interino, en estos momentos está viajando a su entidad para tomar posesión.
De inmediato Ciro habló con su madre para confirmar o desmentir la noticia, de inmediato se la confirmaron y además su madre le dijo: Hijo, lo primero que don Juan me dijo es que tú y tu hermano regresen, él les va a dar trabajo en una dependencia de gobierno.
Ciro platicó con su hermano Roberto pero éste no accedió, por lo que Ciro regresó solo a su ciudad.
La primera noche que pasó en su ciudad fue al parque central y ¡sorpresa! se encuentra con Blanca, su ahora esposa, sí, la que a los cinco días de casados abandonó, sobre la acera de la Catedral, mientras él estaba en la explanada central.
Verse y cruzar la calle ambos fue una sola acción, se abrazaron, se besaron como si el tiempo no hubiera transcurrido, ella le comentó que a raíz de su partida algunos fines de semana viajaba m´s de mil kilómetros para ver si se veían en la ciudad de México, y que había tenido que ver a un psicólogo, y el profesionista le había recomendado que si algún día Ciro regresaba, la acompañara a la terapia.
Así lo hicieron al día siguiente, recibiendo ambos sabios consejos del galeno, saliendo a Ciro le quedaba otra encomienda bastante difícil, platicar con sus suegros.
Afortunadamente contó con el apoyo de Blanca y todos sus hermanos, quienes habían visto lo que ella sufrió en su ausencia, y entre todos convencieron a los suegros, de noble corazón también.
El reencuentro sucedió el 28 de diciembre de 1979 y el hijo de Blanca y Ciro nació el 28 de diciembre de 1980, exactamente al año de dicho reencuentro.
Aunque no lo parezca, esta es una historia de amor, algo que jamás debió suceder pero sucedió y de eso no hay remedio. No es algo que llene de orgullo a nadie.

Publicado en Poemas del alma, el 21/07/2018

La tristeza de mi mujer - Aldo Monges

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