Si una sociedad libre no puede ayudar
a los muchos que son pobres,
no podrá salvar a los pocos que son ricos (JFK)
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Si ya le permitieron a una amiga
enjaular a la indefensa y tierna luna,
entonces, por favor, que alguien me diga
¿por qué no puedo encadenar al sol a una
palmera de aquel lado del mundo?
Para poder retenerlo y no aparezca
cuando menos uno lo desea,
para que cuando entre tus brazos amanezca
no se asome, curioso, en la azotea,
y se quede en algún confín lejano.
Quiero gozar tu cuerpo en claroscuro,
exprimir esos labios lujuriosos,
juguetear tu pecho firme y duro,
y que se fundan dos cuerpos sudorosos
y desciendan a un abismo profundo.
Que tu aliento y mi aliento se confundan,
que subyugada permanezcas en mis brazos,
que nuestros cuerpos en un solo se fundan
hasta explotar de amor en mil pedazos
y gritar: ¡eres mía!, ¡yo soy tuyo!, muy ufano.
Publicado en Poemas del alma, el 12/06/2010
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