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viernes, 3 de octubre de 2025

Ya era muy viejecita

josé Ángel Buesa, cubano



Ya era muy viejecita... y un año y otro año
se fue quedando sola con el tiempo sin fin.
ola con su sonrisa de que nada hace daño,
sola como una hermana mayor en su jardín.

Se fue quedando sola con los brazos abiertos,
que es como crucifican los hijos que se van,
con su suave manera de cruzar los cubiertos
y aquel olor a limpio de sus batas de holán

Déjenme recordarla con su vals en el piano,
como yéndose un poco con lo que se le fue;
y con qué pesadumbre se miraba la mano
cuando le tintineaba la taza de café.

Se fue quedando sola, sola... sola en su mesa,
en su casita blanca y en su lento sillón;
y si alguien no conoce qué soledad es esa,
no sabe cuánta muerte cabe en un corazón.

Y diré que en la tarde de aquel viernes con rosas,
en aquel "hasta pronto" que fue un adiós final,
aprendí que unas manos pueden ser mariposas,
dos mariposas tristes volando en su portal.

Sé que murió de noche. No quiero saber cuándo,
nadie estaba con ella, nadie cuando murió;
ni su hijo Guillermo, ni su hijo Fernando,
ni el otro, el vagabundo sin patria, que soy yo.

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