José Ángel Buesa, cubano
Todavía te busco, mujer que busco en vano,
mujer que muchas veces cruzaste mi sendero,
sin alcanzarte nunca cuando extendí la mano,
y sin que me escucharas cuando dije: "Te quiero…"
Y sin embargo espero, y el tiempo pasa y pasa,
y ya llegó el otoño, y espero todavía,
de lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,
pero sigo soñando que he de encontrarte un día.
Y quizás, en la sombra de mi esperanza ciega,
si al fin te encuentro un día, me sentiré cobarde,
al comprender, de pronto, que lo que llega tarde,
nos entristece menos que lo que nunca llega.
Y sentiré en el fondo de mis manos vacías,
más allá de la bruma de mis ojos huraños,
la ansiedad de las noches convirtiéndose en días,
y el horror de los días convirtiéndose en años…
Pues quizás esté mustia tu frente soñadora,
ya sin calor la llama, ya sin fulgor la estrella,
y al no decir: "¡Es ella!" -como diría ahora-
seguiré mi camino murmurando: "¡Era ella!"
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