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martes, 26 de junio de 2018

Amémonos y Un beso nada más - Manuel María Flores, mexicano

A Diógenes le encantaba ir al mercado y ver tantas cosas que él no necesitaba. Facundo Cabral

Buscaba mi alma con afán tu alma,
buscaba yo la virgen que mi frente
tocaba con su labio dulcemente
en el febril insomnio del amor.

Buscaba yo la mujer pálida y bella
que en sueños me visita desde niño,
para partir con ella mi cariño,
par partir con ella mi dolor.

Como en la sacra soledad del templo,
sin ver a Dios, se siente su presencia,
yo presentí en el mundo tu existencia,
y como a Dios, sin verte te adoré.

Y demandando in cesar al cielo
la sulce compañera de mi suerte,
muy lejos yo de ti, sin conocerte,
el ara de mi amor te levanté.

No preguntaba ni sabía tu nombre,
¿en dónde iba a encontrarte? lo ignoraba,
pero tu imagen dentro del alma estaba
m´s bien presentimiento que ilusión

Y apenas te miré... tú eras ángel 
compañero ideal de mi desvelo,
la casta virgen de mirar de cielo
y de la frente pálida de amor.


Y a la primera vez que nuestros ojos
sus miradas magnéticas cruzaron,
sin buscarse, las manos se encontraron
y nos dijimos «te amo» sin hablar


Un sonrojo purísimo en tu frente,
algo de palidez sobre la mía,
y una sonrisa que hasta Dios subía...
así nos comprendimos... nada más.


¡Amémonos, mi bien! En este mundo
donde lágrimas tantas se derraman,
las que vierten quizá los que se aman
tienen yo no sé qué de bendición,


¡Amémonos, mi bien! Tiendan sus alas
dos corazones en dichoso vuelo;
amar es ver el entreabierto cielo
y levantar el alma en asunción.


Amar es empapar el pensamiento
en la fragancia del Edén perdido;
amar es... amar es llevar herido
con un dardo celeste el corazón.


Es tocar los dinteles de la gloria,
es ver tus ojos, escuchar tu acento,
en el alma sentir el firmamento
y morir a tus pies de adoración.

- . - . - . - . - . - . - . - . - . - . - . - . - . - .

Un beso nada más

Bésame con el beso de tu boca
cariñosa mitad del alma mía
un sólo beso el corazón invoca,
pues la dicha de dos me mataría

¡Un beso nada más! ya su perfume
en mi alma derramándose la embriaga,
y mi alma por tu beso se consume
y por mis labios impacientes vaga.

¡Júntese con la tuya! ya no puedo
lejos tenerla de tus labios rojos,
¡pronto... dame tus labios! Tengo miedo
de ver tan cerca tus divinos ojos.

Hay un cielo, mujer, en tus abrazos,
siento de dicha el corazón opreso,
¡Oh! Sostenme en la vida de tus brazos
para que no me mates con tu beso.

Amémonos - Cuco Sánchez

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